En Tierra Santa las escenas bíblicas son en el hilo argumental de los viajes. Y no es para menos, en este territorio del Próximo Oriente nació, creció, murió y resucitó Jesús. Es por esto que viajar a Tierra Santa se ha convertido en una de las experiencias más espirituales a la vez que en un destino de turismo religioso por excelencia. Pero visitar los monumentos que reconstruyen la vida de Jesús no es lo único que uno puede hacer. Desde Jerusalén hasta Tel Aviv, pasando por Nazaret y Belén, Tierra Santa ofrece espacios arqueológicos, naturales y de ocio en los que se puede nadar sin hundirse, perderse por el bullicio de los mercados o escuchar conciertos de grupos locales.

JERUSALÉN
Mezquitas, sinagogas y basílicas son testigos de la historia de Jerusalén, Ciudad Santa para las tres religiones monoteístas. Con asentamientos que fechan del V milenio a. C., es una de las ciudades más antiguas del mundo y conocerla es retroceder en la historia, pero también prestarse a entender el presente.

CIUDAD DE DAVID
Para completar la visita a Jerusalén, fuera de los muros se encuentra la Ciudad de David, que sorprende al visitante con túneles subterráneos que esconden parte de la historia de esta localidad. Al menos desde el año 3000 a.C., Jerusalén ha estado habitada continuamente, pero fue en la época de Salomón, cuando los límites se expandieron hasta lo que hoy se conoce como la Ciudad de David. Algunas noches, la ciudadela se ilumina con espectáculos de luces y música sobre las murallas del castillo.

BELÉN
Belén es una ciudad marcada por el muro que establece la frontera entre Israel y Palestina que, desde su construcción en 2002, se ha ido llenando de graffitis hasta convertirse en una galería de arte al aire libre. El muro se ha llenado de street art de denuncia, donde la libertad es el tema principal e incluso Banksy ha dejado su huella. Pero si por algo es conocido Belén es por ser el lugar donde nació Jesús. Concretamente en la basílica de la Natividad, levantada sobre la cueva en la que María dio a luz. Cerca de esta, se encuentra la gruta de la Leche, donde la familia se refugió cuando huía hacia Egipto.

VALLE DEL RÍO JORDÁN
Desde Jericó y bordeando el Mar Muerto, antes de llegar al Valle Jordán, se encuentra el sitio arqueológico de Masada, construido por Herodes. Una vez en el valle, que se extiende a lo largo de los 105 kilómetros que van del Mar de Galilea al sur del Mar Muerto, se puede visitar Betania de Transjordania (ya en Jordania), el lugar donde se bautizó Jesús. Rumbo al norte, otra vez en territorio israelí, sorprende la ciudad romana de Bet She’an, donde se halla un anfiteatro, baños y columnas de la época.

NAZARET
También con un importante legado bíblico, uno de los monumentos más conocidos es la Basílica de la Anunciación, una de las más grandes de Oriente Medio, erigida donde se dice que el arcángel Gabriel anunció a María que iba a tener un hijo. Además, es la ciudad en la que Jesús pasó la infancia, y la Iglesia de San José es donde su padre tenía el taller de carpintería y la de la Sinagoga donde Jesús estudiaba y rezaba. Pero no todo iba a ir sobre la religión.

TEL AVIV
Tel Aviv se erige como una ciudad moderna, joven e internacional. Parecida a las grandes capitales de occidente, la segunda ciudad de Israel despunta por su gastronomía, fiesta, playas y diversidad cultural, así como por su arquitectura. En Tel Aviv se disfruta, y mucho. Sus 14 kilómetros de playa lo hacen un destino ideal para relajarse, pero también para disfrutar de su oferta nocturna.